Ciencia y Tecnología

3I/ATLAS: el viajero interestelar que desconcierta a la ciencia

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3I/ATLAS: el viajero interestelar que desconcierta a la ciencia

La comunidad científica se encuentra ante un fenómeno sin precedentes: el cometa 3I/ATLAS, oficialmente denominado C/2025 N1 (ATLAS), fue detectado el 1 de julio de 2025 por el sistema de vigilancia Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System (ATLAS), en Río Hurtado, Chile. Desde entonces, ha sido objeto de numerosos estudios debido a su misteriosa procedencia y comportamiento fuera de lo común.

Este cuerpo celeste presenta una órbita hiperbólica, lo que significa que no está ligado gravitacionalmente al Sol. En otras palabras, viene de fuera del Sistema Solar y, tras su paso, continuará su camino hacia el espacio interestelar. Los cálculos de la NASA indican que su punto más cercano al Sol ocurrirá entre el 29 y 30 de octubre de 2025, cuando se sitúe a unos 210 millones de kilómetros de nuestra estrella.

Desde su descubrimiento, los observatorios han determinado que 3I/ATLAS posee una composición inusual, con una proporción de dióxido de carbono (CO₂) mucho mayor que la de agua (H₂O), algo poco común entre los cometas del Sistema Solar. Estas características sugieren que se formó en un entorno muy diferente al nuestro, posiblemente en otro sistema estelar.

Aunque este visitante interestelar atraviesa nuestro vecindario cósmico, no será visible a simple vista. Su brillo aparente se estima en magnitud 11,5, por lo que solo podrá ser detectado por telescopios profesionales. Su paso más cercano a la Tierra no representará ningún peligro, ya que se mantendrá a millones de kilómetros de distancia.

¿Qué piensa la comunidad científica?

La comunidad astronómica ha mostrado especial interés y cierta alarma debido a varios factores. En primer lugar, 3I/ATLAS es apenas el tercer objeto interestelar detectado en la historia, después de ‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Además, viaja a una velocidad extremadamente alta, confirmando que no está atrapado por la gravedad del Sol.

Pero lo que más ha sorprendido a los investigadores es su composición química. Los datos obtenidos por el telescopio espacial James Webb indican que podría haberse formado hace miles de millones de años, quizá incluso antes de que existiera nuestro propio Sistema Solar. Esto significa que el cometa podría ofrecer una ventana única para estudiar los materiales primordiales del cosmos y entender cómo se formaron los planetas en otras estrellas.

Pese a que 3I/ATLAS no representa amenaza alguna para la Tierra, su paso constituye un acontecimiento científico excepcional. Cada objeto interestelar descubierto brinda una oportunidad invaluable para conocer más sobre el universo y sus orígenes. Para muchos astrónomos, este cometa es como un mensaje del espacio profundo, un visitante que viaja desde los confines de otra estrella para ofrecernos un vistazo a los secretos de otros mundos.

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