El Silencio de la Torre: Las historias más escalofriantes desde Colombia

Hay noches en que las puertas que dividen nuestro mundo de lo imposible se abren de par en par… Y esta vez, no se abrieron solas. Fueron las palabras de un paramédico colombiano, convertidas en testimonio y advertencia, las que rompieron el umbral de lo visible para sumergirnos en un abismo donde lo que creíamos imposible se vuelve rutina. El programa El Mundo Paranormal de Vane, como cada lunes a las 11PM por las estaciones y redes sociales de Grupo Audiorama Comunicaciones, abrió esa noche con la voz de quien ha cruzado la delgada línea entre la vida y la muerte: Julio de la Torre.
Julio no solo es el creador del podcast colombiano “El Silencio de la Torre”, un espacio ya reconocido en su país por dar voz a testimonios escalofriantes, sino también un paramédico que ha sido testigo de lo que ocurre cuando el corazón deja de latir… y algo, desde el más allá, permanece observando.
Durante su visita a nuestro programa, Julio compartió una de las historias más impactantes que hemos escuchado. Respondieron a un llamado de emergencia: una mujer en paro respiratorio. Subieron cinco pisos, sin ascensor. El cuerpo ya no respondía. Su hija le hacía RCP cuando Julio tomó el relevo. Entre maniobras desesperadas y la tensión de la escena, lo que nadie podía imaginar es que meses después, esa mujer lo buscaría… no para agradecerle, sino para describir, con exactitud, cada detalle de lo que él hizo en ese departamento. Ella lo había visto todo. Desde afuera de su cuerpo. Y sí… en ese momento, no tenía signos vitales. Aún mantienen contacto.
No era la primera vez que Julio había sentido algo inexplicable. Y es que vivir al borde del límite entre la vida y la muerte le ha permitido ser testigo de lo que pocos se atreven a creer. Por eso, decidió abrir su propio canal de expresión: “El Silencio de la Torre”. En apenas un año, su podcast ha escalado hasta convertirse en una referencia dentro de los contenidos paranormales en Colombia. Y no solo por sus historias, sino por la veracidad con la que sus entrevistados hablan… y por las manifestaciones que, muchas veces, se cuelan en las grabaciones.
Una de las entrevistas más virales fue la que realizó a Cristian Montenegro, un hombre que mantiene una relación amorosa con una muñeca de trapo. Se casaron. Tienen hijos… también de trapo. Lo más inquietante no es el caso, sino la energía que la muñeca pareció manifestar durante la grabación. Movimientos sutiles. Interferencias. Susurros captados en la edición. Una entrevista que podría parecer absurda, pero que estremece cuando se percibe la convicción de su protagonista. En palabras de Julio, “pensé que era show… hasta que lo vi besándola, ya fuera de cámaras, en medio de la calle desierta”.

Julio también compartió su estremecedora conversación con una exorcista, María Fernanda Acosta. Durante la entrevista, la energía en su estudio cambió. Golpes en la pared. Piedras lanzadas desde ningún lugar. Piedras reales, una de ellas lo golpeó. María Fernanda, imperturbable, afirmó: “eso que nos interrumpe está aquí. No le gusta que hablemos de cómo derrotarlo”. Julio, acostumbrado al dolor, sintió miedo real. La grabación muestra todo. Pero no todo puede explicarse.
Otra de sus experiencias más sobrecogedoras fue la visita a Armero, el pueblo colombiano sepultado por la erupción del volcán Nevado del Ruiz. Allí, entrevistó a un creador de contenido que fue testigo de huellas de niños impresas en su auto tras explorar la zona. Pequeñas manos marcadas en el cristal, sin nadie alrededor. Voces. Piedras que caían desde los árboles. Y un nombre que se repite una y otra vez entre quienes visitan el lugar: Omaira. La niña que murió enterrada y cuya imagen dio la vuelta al mundo. Hay quienes le piden milagros. Hay quienes, en cambio, la utilizan para rituales oscuros.
Julio de la Torre no viene solo con historias. Viene con pruebas. Viene con heridas invisibles que solo quienes han mirado al abismo pueden llevar. Su podcast, “El Silencio de la Torre”, es más que una recopilación de casos: es una bitácora del miedo, una bitácora del contacto.