Con la llegada de la primavera, las calles y avenidas de la Ciudad de México comienzan a teñirse de morado con la floración de las jacarandas, un espectáculo natural que cada año embellece la capital.
Este fenómeno, que suele ocurrir entre finales de febrero y abril, convierte a lugares emblemáticos como Paseo de la Reforma, el Centro Histórico, Coyoacán y la colonia Roma en escenarios vibrantes cubiertos de pétalos lilas.
La jacaranda, originaria de Sudamérica, se ha convertido en un símbolo distintivo de la CDMX desde su introducción en el siglo XX. Su floración no solo es un deleite visual, sino que también marca el inicio de temperaturas más cálidas y un ambiente primaveral en la ciudad.
¿Cómo llegaron las jacarandas a México?

Las jacarandas en México fueron introducidas gracias a Tatsugorō Matsumoto, un jardinero y paisajista japonés que llegó al país a principios del siglo XX.
Matsumoto emigró a México durante la administración de Porfirio Díaz y se dedicó al diseño de jardines, trabajando para la élite de la época. En la década de 1920, el gobierno mexicano buscaba opciones para embellecer la ciudad con árboles que florecieran de manera vistosa. Se dice que Matsumoto recomendó la jacaranda (Jacaranda mimosifolia), originaria de Sudamérica, como una alternativa a los cerezos japoneses, ya que su clima no era ideal para estos últimos.
Durante esta temporada, miles de ciudadanos y turistas aprovechan para capturar la belleza de estos árboles y disfrutar de paseos bajo su sombra. Se recomienda visitar parques y avenidas arboladas para apreciar este espectáculo natural en su máximo esplendor.