Se cumplen tres años desde que Rusia decidió iniciar la invasión que ha cobrado la vida de decenas de miles de personas y que podría tener un costo de reconstrucción de 400 mil millones de dólares, ante un escenario de paz que parece seguir lejano.
Para Putin, la adición de Crimea no había sido suficiente, quiso más y estuvo preparándose durante varios años en 2022, llamando esta invasión como un “operación militar especial” en la que ha tomado 66 mil kilómetros cuadrados de suelo ucraniano (que es justo el territorio que Volodymir Zelenski no quiere ceder) más la extensión de Crimea que los rusos se anexaron en enero de 2014, lo que da una suma de 108,070 km2 en total.
Se calcula que entre 174 mil y 420 mil ciudadanos ucranianos han perdido la vida, más los seis millones que viven como refugiados en el extranjero. Lo que ha convertido a este conflicto en el más sangriento de Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
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Países aliados de Ucrania han estado sumando sanciones en contra de Rusia para presionar económicamente a Putin, pero esto no ha sido suficiente para que el mandatario ruso baje el tono.
En el tema comercial, la Unión Europea prohíbe las transacciones con once puertos y aeropuertos, se ha retirado el sistema de pagos SWIFT a 13 bancos más, por lo que el Kremlin ha declarado que no ve motivos suficientes para reanudar un diálogo con la UE.
Por último, desde la llegada del presidente Trump, se iniciaron ciertos acuerdos con Rusia para que inicie la paz en Ucrania, pero el estadounidense ha dicho que Zelenski inició la guerra y le ha mentido a su país para conseguir financiamiento por lo que ha quedado fuera de cualquier negociación con Putin. Mientras que el mandatario ucraniano ha dado la orden de parar cualquier explotación minera que las compañías de Estados Unidos estaban realizando a cambio de ayuda militar.