Siempre es fascinante encontrarse con talentos que, además de su contribución a la cultura y la sociedad, poseen una presencia encantadora. En este caso, quiero hablarte de Adriana García, Licenciada en Ciencias de la Comunicación, productora y directora de televisión.
Su sonrisa revela un profundo conocimiento acerca de su carrera pero ahora tiene la maravillosa misión de mostrar al mundo a Inanna, una diosa que emergió en la segunda mitad del siglo XIX gracias al arqueólogo británico William Loftus.
Inanna, también conocida como “La Diosa Azul”, tiene una historia intrigante: En 1913, el arqueólogo alemán Julius Jordan y su equipo desenterraron tablillas de escritura cuneiforme. Estas tablillas, una de las formas de escritura más antiguas conocidas por la humanidad, revelaron la existencia de Inanna. Inanna era una diosa sumeria multifacética: enseñaba a la raza humana a vivir con amor, armonía y respeto por los recursos y dones divinos.
A diferencia de Buda o Jesucristo, quienes nacieron como hombres y luego se elevaron a la divinidad, Inanna nació como diosa. Su poder y esencia eran innatos. sin embargo, su historia da un giro: sus propios hermanos la derrocaron, arrebatándole su divinidad. Inanna se volvió humana pero con una peculiaridad: podía vivir 100 vidas y reencarnar 100 veces, ya fuera como hombre, mujer, niño o niña. Inanna, en su ciclo de reencarnaciones, busca comprender la dualidad de la luz y la sombra. Su objetivo es que, al regresar, todos seamos uno.
Esta historia, plasmada en una novela corta de realismo mágico, lleva un mensaje fundamental: el amor y la unidad son la esencia de la vida. En resumen, “SOY INANNA: La Diosa Azul” nos invita a reflexionar sobre nuestra propia naturaleza y a reconocer la belleza en la diversidad. Adriana García a través de sus palabras, nos transmite un mensaje atemporal y profundo.