La semana pasada se llevó a cabo el debate presidencial de Estados Unidos en el que el presidente Joe Biden no tuvo el mejor desempeño, pues parecía que los estragos de la edad le han cobrado factura, por lo que, su esposa, la primera dama, Jill Se ha convertido en uno de los personajes estratégicos para la toma de decisiones dentro de la Campaña.
La opinión de Jill Biden siempre es tomado en cuenta por su esposo y ha hecho énfasis en que el desempeño del presidente durante el debate de CNN, no define la candidatura.
“No permitimos que esos 90 minutos definan los cuatro años que ha sido presidente. Seguiremos luchando” declaró para la revista Vogue, pues aparece en la portada.
“Joe no es sólo la persona adecuada para el puesto. Es la única persona para el puesto” declaró ante los donantes demócratas que asistieron a un mitin.
Al terminar el debate del jueves, ella misma ayudó al mandatario estadounidense a salir del Set y el viernes aparecieron juntos en un mitin en Carolina del Norte.
Aún no se logra visualizar el costo político que la primera dama tiene que pagar, al seguir apoyando que Joe no renuncie a la candidatura como muchos demócratas lo han solicitado. Lo que es una realidad, es que ella sí se convirtió en un target importante para los simpatizantes de Trump.