El presidente ecuatoriano ha asegurado que no se arrepiente de haber ordenado la acción policiaca para entrar a la embajada de México en Quito, y por fin detener a Jorge Glas, ex vicepresidente del 2007 a 2017.
“No me arrepiento” afirmó Noboa en una entrevista brindada para la televisión australiana.
Incluso ante la casi unánime condena por parte de la comunidad internacional, por haber roto la inviolabilidad de una sede diplomática, Noboa ha confirmado que aunque fue una decisión muy difícil, lo hizo porque su gobierno considera que México fue el primero en violar las convenciones internacionales.
“Es primero una violación del gobierno mexicano, a la que luego le sigue otra violación, pero teníamos que actuar, teníamos que tomar una decisión, porque había un plan para escapar del que estábamos al tanto” expresó Noboa.
“Nosotros condenamos el hecho de qué algunos gobiernos usen sus embajadas bajo la fachada de un refugio político, que en realidad es impunidad, es salvar a los criminales de sus sentencias”
El mandatario reflexionó sobre la convención sobre asilo de Caracas, y recordó que la misma señala que no se le puede dar asilo a una persona persona procesada en tribunales ordinarios por delitos comunes.
Explicó también que sobre Glas, había una orden de detención e ingreso en prisión preventiva, por el caso de las obras de reconstrucción del terremoto que ocurrió en el 2016 y está imputado por presunto peculado.
También tenía pendiente terminar de cumplir una condena de ocho años de cárcel, por cohecho y asociación ilícita de las que ya por cerca de cinco años, cuando a finales del 2022 fue excarcelado, gracias a una resolución judicial de medidas cautelares.
Al haber sido cuestionado sobre su objetivo de dar una imagen de un político con mano dura, Daniel Noboa respondió que él quería ser percibido como “alguien que es justo, no necesariamente un tipo duro”.
Comentó que más adelante le gustaría invitar al presidente López Obrador a comer y platicar, cuando el mexicano estuviera listo.