Dentro de la tradición católica y cristiana, este 6 de enero, las familias mexicanas partirán la Rosca de Reyes, que se ha convertido en un elemento cultural, muy afianzado en el país.
La rosca es un pan de gran tamaño que tiene forma de óvalo y está acompañado de dulces de acitrón y frutos secos a modo de decoración. Recordemos que tiene un hueco en el centro y que dentro de este pan siempre se incluye en figuritas de plástico, cerámica o porcelana que representan al niñito Dios que nos remonta a su nacimiento.
Lo que se sabe es que es una tradición que tiene origen en la Edad Media, hacia el Siglo XIV, en países como España y Francia. Dentro de la celebración se consumía el pan y que al interior de la misma se introducía una haba seca y se creía que quien la encontrara estaba listo para recibir las recompensas en los siguientes días.
Después, esta práctica se cristianizó para llegar a ser parte de la conmemoración de la Natividad. En México, la tradición llegó antes de la independencia. Durante la época del Virreinato y en ese entonces fue cuando el haba seca se convirtió en una pequeña escultura del niño Jesús.
El simbolismo detrás de la rosca de reyes es representar la corona de los Reyes Magos en su aventura desde Lejano Oriente en la búsqueda del niño Jesús. Las frutas secas. Las decoraciones de colores hacen alusión a las incrustaciones de las joyas y piedras preciosas que son características de una corona monárquica.
El pan representa el amor infinito del dios católico que no tiene ni principio, ni fin.
Se esconde al niño en la rosca para recordar las vivencias de María y José que tuvieron que huir de Galilea para escapar de Herodes I “El grande” quien había ordenado la ejecución de todos los niños menores de dos años durante la noche de los santos inocentes.
Hasta el corte de la rosca con el cuchillo representa el peligro inminente, al cual fue sometido el niño Jesús durante la jornada de huida de la familia.