Las primeras horas de luz de este 2 de enero marcaron el inicio del funeral público de Joseph Ratzinger, quien falleció el 31 de diciembre y cuyos restos mortales fueron trasladados a la sala Clementina de la Basílica de San Pedro.
Justo a las 6 de la mañana comenzaron a formarse los fieles católicos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, justo delante de la basílica donde yace el cuerpo del pontífice. Filas conformadas por cientos de feligreses esperaban la apertura de puertas para comenzar a despedirse del ex jefe de Estado.
Se calcula que alrededor de 35,000 personas al día acudan al recinto para presentar sus respetos y oraciones por Benedicto XVI. La basílica estuvo abierta desde las 9:00 hasta las 19:00 horas, aunque este horario se podría extender y en vez de abrir a las 9:00 sea a las 7:00 para permitir que todos quienes deseen se puedan despedir de su santidad.
Los primeros en hacerse presentes en el ritual fueron su secretario personal, Georg Gänswein; las laicas consagradas del Instituto Memores Domini con las que ha convivido todos estos años, así como su médico, Patricio Poliscaenso, por lo que estuvieron presentes durante la entonación de distintas oraciones.
El cuerpo de Benedicto XVI descansa sobre un catafalco cubierto por una tela de terciopelo rojo y está sostenido por dos almohadillas, con una casulla roja, una mitra blanca adornada y con un rosario entre las manos.
La diferencia de este Papa es que durante su funeral no porta el palio papal, que es la cinta de lana con cruces que se pone sobre los hombros y que simboliza la potestad de gobierno en una jurisdicción determinada.