Fue el 31 de agosto de 1997 cuando el coche en el que viajaba Diana Spencer junto a su pareja Dodi Al- Fayed se estrelló en el interior del Puente del Alma de París, ya que trataban de huir de los paparazzis, que perseguían a la princesa.
En el momento de su muerte, Spencer llevaba un año divorciada del príncipe Carlos, heredero de la corona británica y trataba de rehacer su vida lejos de la presión mediática, pero nunca dejó de ser un objetivo de la prensa.
La repentina muerte de Diana causó mucha conmoción entre los ciudadanos a nivel mundial, ya que era un ícono durante los años de su matrimonio con el príncipe. Su activismo y carisma, combinado con la forma de vestir hicieron de Lady Di un fenómeno de alcance internacional.
En su activismo hizo muchos trabajos de caridad, centró su atención en niños y jóvenes, pero más tarde trabajó por la integración social de los pacientes con sida y la eliminación de las minas terrestres. Abogó por ayudar a las personas afectadas por el cáncer y la salud mental.
En una entrevista la princesa reconoció haber sufrido de depresión y bulimia. Confirmó también que su esposo sostuvo una relación extramarital con Camila Parker Bowles.
Diversas publicaciones de revistas, libros, series y películas han narrado la historia de la princesa de corazones, que a lo largo de 25 años han sabido contar capítulos de su vida. La muerte de Diana Spencer significó uno de los acontecimientos más recordados de nuestra cultura en el siglo XX, entre dudas, teorías de conspiración y cuestionamientos hacia la familia real británica.