El 24 de agosto se cumplieron seis meses del ataque de Rusia a Ucrania, ataque que ha sembrado el horror en Europa. Es una guerra que ha seguido su curso entre violencia y normalidad, que ha traído muerte y destrucción en un frente compuesto por 2,400 kilómetros.
La batalla se libra en trincheras y duelos de artillería, pero ha sido definida entre los dirigentes europeos y de Estados Unidos, quienes han tenido que optar por soportar la inflación y la escasez de energía para definir cuál será el siguiente paso.
Por supuesto que la propaganda no se ha dejado de lado, este factor ha sido clave y encontraron en las redes sociales un canal para que cada país comunique su mensaje.
Aún no se sabe cómo terminará por un lado el presidente ruso, Vladimir Putin ha proclamado que no han empezado nada en serio, mientras que Volodímir Zelenski quien ha sido respaldado por su población y Occidente, no ve en el horizonte un acuerdo que traiga paz, más bien ha invitado a su pueblo a fortalecerse.
La duda es si Occidente seguirá apoyando cuando existe la posibilidad de atravesar un invierno con poco petróleo y gas ruso, también es una interrogante si Putin intensificará la guerra y qué tan capaz será Zelenski de mantener la determinación de sus habitantes en contra de un enemigo que posee armas nucleares.
La guerra ha expulsado a muchos ucranianos de sus hogares, miles de soldados han perdido la vida y su economía se ha visto realmente afectada. Los funcionarios advirtieron que Rusia podría planear un ataque con misiles de crucero.
Esta guerra está considerada como la más intensa en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, aunque los ucranianos están volviendo a una sensación de normalidad luego del impacto de esta invasión, las familias ya se preparan para el inicio del ciclo escolar y los clientes llenan las cafeterías de las aceras.
Ucrania aún cuenta con zonas estables y relativamente seguras, el gobierno no se ha rendido, el ejército está equipado con un armamento occidental cada vez más potente y permanece intacto.
Las afectaciones económicas más el riesgo de ataques aéreos mantienen a la población sobreviviendo, ya que ha sido muy desgastante.