Nuestra madre es el vehículo por el cual llegamos a este planeta, ella nos prestó su cuerpo para crear el nuestro durante nueve meses, mientras se formaron nuestros órganos dependimos de sus decisiones, de su alimentación, de su movimiento o su falta de movimiento, de sus hábitos, de todo lo que ella eligiera para sentirse bien mientras ocupamos de sus fuerzas para venir a experimentar la vida humana.
¿Sabías que elegimos a nuestras madres antes de venir?
Prácticamente elegimos a todas las personas con las que nos encontramos en nuestra vida, es como si antes de venir a la vida, nuestras almas se juntaron y se pusieron de acuerdo para saber qué lecciones podemos aprender juntas y llevarnos a experimentar el amor, la paciencia, la perseverancia, la diversión, el amor propio, la fortaleza, la integridad, la resiliencia, el abandono, la injusticia, en fín, todas esas cosas que nos deja aprendizajes invaluables. Sí, también con tus parejas ha sido así por siempre, pero esa es otra historia.
La cosa es que cuando elegiste a tu mamá, sus almas se pusieron de acuerdo para tener esos aprendizajes que los hicieran trascender al siguiente nivel, todos venimos aquí para experimentar el amor de Dios/Universo/Buda/el Gran Espíritu, como lo quieras llamar y las personas que nos rodean nos ayudan a mantenernos en ese camino.
Entonces, en el caso de mamá, ella nos ayuda a estar conectados con la abundancia y la expansión de nuestros proyectos, a nutrirlos y hacerlos crecer, esa es la tarea de una madre al final de cuentas ¿no? Cuando tenemos una relación sana con mamá, nuestras finanzas mejoran, porque estamos en vínculo con la materia y la construcción de nuestra vida.
Si tenemos una mala relación con mamá nuestros proyectos no terminan de consolidarse como los hemos visualizado, en el aspecto de pareja, sería muy difícil estar satisfechos con lo que tenemos, es posible que se presente esa idea de que algo hace falta.
Cuando nos hacemos conscientes de nuestra historia es muy fácil sanarla porque tomamos responsabilidad de nosotros y recordamos que lo que vivimos con ella lo elegimos antes de venir.
¿Cómo fue tu mamá contigo?
¿Fue una mamá presente?
¿Reconoció tus aciertos, logros y triunfos?
¿Cómo te hablaba mamá en la vida diaria?
¿Cuál es el sentimiento que tienes al pensar en mamá?
Son preguntas para reflexionar sobre esta importante relación. El resultado de ellas depende de nuestros vínculos con otras personas, así como las barreras que pones con otras. Todo tiene el objetivo de que el ego no nos gane y hagamos brillar nuestros talentos y virtudes.
Te compartimos una oración de Bert Hellinger, si es que te gustaría mejorar la relación con mamá:
“Yo te libero querida madre de todas mis expectativas y pretensiones que van mucho más allá de lo que se puede pedir de una mujer común. Ya recibí lo suficiente y eso alcanza.
Gracias mamá”
Esto nos ayuda a aceptar que nosotros elegimos a mamá y aterrizar que al final, nuestras madres hicieron lo mejor que pudieron con lo que tuvieron. Ni más, ni menos. En caso de querer ahondar en este tema, te recomendamos el libro “Memorias del cielo” de Wayne Dyer y Dee Garnes.