Anoche se llevó a cabo el último encuentro del clásico de Concacaf, que hay que resaltar era de suma importancia para las inspiraciones de las selecciones de México y Estados Unidos, de cara al Mundial de Qatar, pero el resultado ha sido más difícil para el tri, porque por más que han intentado no han podido superar a su máximo rival en los últimos duelos.
En 2019 llegó al mando de la selección Gerardo Martino, justo para comandar el proyecto rumbo a Qatar 2022, con un historial casi perfecto desde su inicio, con dos victorias contundentes que prometían mantener el dominio de la región.
El Tata logró vencer a 1-0 en la final de la Copa Oro del 2019 a Estados Unidos y dos meses más tarde se medirían en un partido amistoso para finiquitarlos con una victoria contundente de 3-0.
Pero todo eso acabó en 2020 y la consolidación de varios jugadores de la selección de las barras y estrellas en Europa, se enfrentaron en la final de la Nations League con una victoria cardiaca de 3-2.
En 2021 la final de la Copa Oro se la llevó Estados Unidos, la eliminatoria que se jugó en Cincinnati rumbo a Qatar con dos anotaciones de los estadounidenses volvió a poner en aprietos al tricolor en sus aspiraciones mundialistas.
Ayer la afición tenía esperanzas de que la selección reaccionara, por el simple hecho de estar en casa, territorio donde Estados Unidos no había logrado una victoria en las eliminatorias. El Azteca no hizo su magia en ellos y los incondicionales tuvieron que conformarse con un empate, que sólo alargó la lista de malos resultados de México ante la generación dorada.
México tiene casi asegurado su lugar en Qatar, pero los resultados entre ellos han puesto en duda si el equipo de Martino sigue siendo el “Gigante de la Concacaf”.
Por supuesto, ante la inconformidad, el grito homofóbico se volvió a escuchar en las tribunas del Estadio Azteca, los más de 50 mil aficionados se habían comportado bien durante el juego pero conforme el final se acercaba algunos empezaron a gritar por sectores en cada saque del portero de la escuadra estadounidense.
Sobre los minutos finales del juego, los gritos fueron más evidentes y en casi todos los sectores del graderío, hasta que al final se escuchó en todo el Coloso de Santa Úrsula.