Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirman que se quedará sin agua la Ciudad de México (CDMX) en 40 años de no hacerse cambios drásticos. “Nos encaminaremos a una catástrofe silenciosa, la cual no es visible como cuando el nivel de las presas disminuye, un río está contaminado o un manantial se seca”, se lee en la publicación de la UNAM.
“Incluso la capital del país podría quedarse sin agua en los próximos 40 años”, aseguró Manuel Perló Cohen, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Según el estudio, México cuenta con 653 acuíferos, de los cuales 105 están siendo sobreexplotados.
Detalló que estos acuíferos en su mayoría se encuentran en estados donde llueve menos, como Querétaro, San Luis Potosí, Durango, Zacatecas, Coahuila, Nuevo León, en entidades de la costa del Pacífico Norte y en la Península de Baja California.
“En esta región del territorio nacional extraemos del subsuelo 40 mil litros por segundo, lo que significa dos terceras partes del total que se consume en el área metropolitana de la Ciudad de México. Otra cantidad importante la traen del sistema Cutzamala (aproximadamente 15 mil litros por segundo) y una más del acuífero Toluca-Lerma”, afirmó el científico.
“Nada se puede comparar con lo que representa el agua y las carencias que significaría no tenerla. Imaginemos lo que sería carecer de ella tan sólo un día, advierte el experto universitario”, advirtió.
“No es fácil saber cuánta agua hay en el subsuelo; deben hacerse estudios muy modernos, con tecnología muy avanzada para poder identificar cuánto recurso hay y qué calidad tiene, si es potable o no, porque muchas veces puede contener sustancias químicas, presentes de manera natural. Así ocurre en sitios como la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México, donde hay que tratar la que se extrae de casi 80 pozos. La sobreexplotación de acuíferos genera problemas serios porque las reservas de agua se agotan: cada vez tenemos que bombear el recurso de profundidades mayores, con el consiguiente aumento de costos; y cuando los pozos se agotan hay que sustituirlos, construir nuevos”, agregó el experto universitario.
Manuel Perló Cohen declaró que hay formas de detener este proceso de deterioro, “revertirlo es cosa más seria y difícil, pero por lo menos podemos frenarlo, que la pendiente no se haga cada vez más aguda y extrema”. Afirmó que se requiere más investigación para saber el nivel de reservas de agua hay para tomar medidas y proteger estas áreas de recarga de acuíferos y conservarlas.