El periodista Carlos Loret y la organización civil Mexicanos Contra la Corrupción elaboraron un reportaje en el que dieron a conocer el estilo de vida en Houston del hijo mayor del presidente López Obrador, José Ramón López Beltrán.
De acuerdo con la investigación, López Beltrán y su esposa Carolyn Adams vivieron un tiempo en una casa ligada a Baker Hughes, empresa petrolera que tiene contratos millonarios con Pemex.
La conexión es a través de un funcionario de la petrolera texana: Keith L. Schilling, quien se desempeñó como director comercial y de ventas a nivel global de julio 2017 a noviembre 2018, periodo en el que la multinacional obtuvo dos contratos en Pemex, uno de los cuales es de 66 millones de dólares y sigue vigente en la administración de López Obrador.
Debido a esto, Baker Hughes ha publicado su postura a través de una nota de prensa en la que afirma que el inmueble habitado por el hijo del presidente y su esposa nunca ha sido propiedad ni administrado directa o indirectamente por la empresa y que nunca estuvo involucrada en esta transacción, ya que la casa es una propiedad privada del ex empleado, que dejó de formar parte del equipo de la petrolera en 2019.
En el reportaje se detalló que Schilling fue ascendido a una de las presidencias de la compañía en 2019, cargo que ocupó hasta diciembre de ese mismo año. El 5 de agosto fue cuando funcionarios de Pemex firmaron en Villahermosa, Tabasco otra asignación a la petrolera, esta vez hasta por 85 millones de dólares, con vigencia hasta diciembre de 2022.
El tema es que esta investigación detalla un estilo de vida ostentoso, lejos de las políticas que López Obrador promueve cada mañana desde sus conferencias de prensa, aparte de que se acusa un posible conflicto de interés, por lo que ha sido tema de conversación desde la su publicación, aunque ha contado con la desacreditación del Ejecutivo una y otra vez.