El origen del Niñopan o Niño-pa se remonta al siglo XVI, cuando un artesano indígena, del cual se desconoce su nombre exacto, creó la figura tallada en madera de colorín que pesa 598 gramos y mide 51 centímetros de largo. De acuerdo con los datos de la Coordinación Nacional de Restauración del Patrimonio Cultural (CNRPC) del INAH los ojos del Niñopa están creados de vidrio y tiene pestañas naturales.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) es quien se encarga del mantenimiento desde 1995, según su información el nombre de esta imagen religiosa significa: “el padre celestial niño”. Según el mayordomo de Niñopan, Enrique Martínez, el nombre es “un vocablo compuesto, niño en castellano y pan que es un vocativo en náhuatl y junto quiere decir ‘El lugar donde está el niño’ y que con el paso del tiempo se quedó como nombre propio de la imagen”. Además, “es el centro de la vida religiosa de los barrios históricos de Xochimilco”.
El Niñopa es hospedado en la casa de su mayordomo, quien se encarga de cuidarlo del 2 de febrero al 14 de diciembre, cuando comienzan las posadas que celebran el nacimiento del niño.
La gente lo va a visitar de lunes a sábado y le lleva ofrendas, como regalos, también le canta, le reza y encomienda a sus familiares. Los xochimilcas aseguran que sí acude a las casas de las personas que necesitan de sus milagros para cuidarlos.
Una de las tareas de los mayordomos es arrullarlo y acostarlo en su cuna cada noche, mientras, los domingos es un día especial pues sale de su casa para llevarlo a misa. Los habitantes le llevan cuetes, música y danza.
La celebración del 2 de febrero es una de las más especiales del Niñopan, pues se realiza en la Parroquia de San Bernardino de Siena, en esta los habitantes de Xochimilco le llevan comida, flores y realizan danzas. Este mismo día también cambia de mayordomía en la Catedral principal de Xochimilco.
Además, se bendice las semillas de los agricultores para tener mejor cosecha. Al concluir la misa de la Candelaria, el párroco bendice al niño y se lo entrega a sus nuevos mayordomos. En esta fiesta, hay mariachis, chinelos, banda de viento y la estudiantina. En la comida se ofrece mole y tamales tradicionales de la región.
Actualmente, el Niñopa se encuentra en un estado delicado, pues por la antigüedad de la pieza, además de los factores ambientales y el manejo cotidiano hay señales de deterioro. Por esto, el INAH se encarga anualmente de hacer un mantenimiento a través de la CNRPC, por lo que es enviado de septiembre a octubre al instituto para su restauración.
La restauradora Alicia Islas, del INAH, el Niñopa ya no puede sostener sus extremidades como: piernas, brazos o cabeza, además, estas piezas deben ser movidas con cuidado. Detalló que los cambios de ropa deben ser pocos para evitar el movimiento y desgaste. Incluso, no debe ser expuesto a cambio de temperaturas, ni acercarlo a lámparas de luz incandescente y humedad. Tal es la fragilidad de su estructura que no se le deben aplicar adornos y joyas pesadas, pues pueden provocar fisuras.