Entre lágrimas, música, mariachis, amigos, familiares y cientos de admiradores fue como se vivió el homenaje al Charro de Huentitán, quien lamentablemente perdió la vida el domingo 12 de diciembre tras permanecer varias semanas en un hospital de Jalisco derivado de una caída en su conocido rancho “Los Tres Potrillos”.
El último adiós al gran Vicente Fernández se a convertido en una de las ceremonias más hermosas descritas por los seguidores de la música de regional mexicana, porque, antes de morir el músico estableció algunas peticiones, en las cuales, dejó en claro que quería ser homenajeado en su propia arena, pues su mayor deseo era ser recordado no solo en lágrimas sino también con todo el cariño de su público y sobre todo lleno de música.
El escenario de la Arena VFG ubicada en las inmediaciones del rancho Los Tres Potrillos, se convirtió en un altar hacia Vicente donde un mar de flores blancas, coronas y una hermosa imagen de la Virgen de Guadalupe rodearon el ataúd; sobre el féretro, reposaba el que sería el sombrero de charro preferido de Vicente Fernández.
Los primeros en rendir guardia a los costados del cuerpo del Charro de Huentitán fueron sus hijos Vicente Fernández Jr, Alejandro Fernández, Gerardo, quienes posteriormente dejaron el escenario para darle la oportunidad al resto de la familia y amigos de decirle adiós al Rey del Mariachi; durante todas las horas del homenaje, en ningún momento se escuchó silencio, porque, un mariachi y los presentes no dejaron de corear los éxitos de Don Chente.
Sin duda alguna, el momento más emotivo estuvo a cargo de Alejandro Fernández, al interpretar “Amor de los dos” frente al cuerpo de su padre, mientras consolaba a Doña Cuquita; en los minutos que duro la canción, las personas quedaron conmovidos por los gestos de Alejandro hacía su madre e incluso al final le dio un pequeño beso y posteriormente repitió la acción en el ataúd de Fernández.
Aunque en muchas ocasiones se ha hablado de su rivalidad entre los Fernández y los Aguilar, se demostró en el homenaje a Don Vicente que en realidad jamás existió, pues el cantante Pepe Aguilar, su esposa e hijos rindieron guardia al lado del féretro. Su despedida, llegó cuando el mariachi entonaba “Volver volver” y la familia no dudó en cantar un poco mientras se contenían las lágrimas.