Debido a la ola de contagios por COVID 19 que se ha presentado en Argentina y la petición de las autoridades sanitarias de Colombia de aplazar el desarrollo del torneo para finales de año y la negativa por parte de CONMEBOL hizo que el organismo moviera definitivamente la sede.
Fue a través de un comunicado emitido por CONMEBOL que se anunció que del 13 de junio al 10 de julio, Brasil será el país anfitrión de esta competencia, como lo fue en 2019. El gobierno argentino había puesto sobre la mesa la exigencia de un cumplimiento estricto del protocolo sanitario, por lo que decidió tomar al país de la samba como la sede oficial.
Alejandro Domínguez, el presidente del organismo, contactó al presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, Rogerio Caboclo antes de hacer este anuncio, al parecer el punto fue discutido también con el presidente Bolsonaro, quien no dudó en apoyar la iniciativa con el aval de las autoridades competentes.
“El gobierno de Brasil demostró agilidad y capacidad de decisión en un momento fundamental para el fútbol sudamericano” declaró Domínguez.
Agregó que el país sudamericano vive un momento de estabilidad, cuenta con la infraestructura y la experiencia en organización de los eventos futbolísticos como para sacar adelante esta contingencia. Aún se definirán las sedes por lo que no tardarán en darse a conocer.
Por su parte, el gobierno argentino, en la voz de Santiago Cafiero, explicó que con tantos casos activos por COVID19, no se podía sacar adelante la organización de un evento de esta magnitud. “Argentina tenía un compromiso y tratamos en todo momento de sostenerlo, pero la realidad epidemiológica lo impidió” afirmó.
Recordemos que así como Argentina está viviendo una situación preocupante por la pandemia, Brasil no se queda atrás, es el segundo país con mayor número de muertos por COVID 19, con 460 mil personas que han perdido la vida por esta causa. Por lo que llama la atención que las autoridades brasileñas hayan acordado llevar a cabo esta copa.