Los vecinos de la zona llevaban años reportando los daños estructurales, pero nadie les hizo caso.
El pasado 19 de Septiembre de 2017 un sismo de 7.1 grados en la escala de Richter azotó a la Ciudad de México, dejando como resultado varios edificios colapsados y muchos más con serios daños estructurales, los cuales fueron “reparados” en apariencia.
La gente de Tláhuac fueron de las más afectadas por el movimiento telúrico debido a que justo esta zona estuvo cubierta por agua durante siglos y al secarse el terreno es más poroso. El metro por obvias razones sufrió grandes daños, pero al parecer no les dieron la importancia debida.
Tras el sismo varias de las estaciones elevadas lucían así, trabes de rotas, daño estructural en los edificios y escaleras que hicieron que el servicio se suspendiera por un par de semanas.
Así se veía la estación Olivos horas después del movimiento telúrico, peritos especializados aseguraron que varios tramos de la línea 12 tenían que ser demolidos y reconstruidos para eliminar los daños.
Pero demoler la línea 12 sería muy caro, por lo que se “arregló” el daño con la colocación de trabes metálicas para darle soporte a las de concreto.
En 2020 los vecinos denunciaron ante los medios de comunicación su temor por los pilotes deteriorados, algunos de ellos ya con daño evidente. Temían lo peor y meses después sucedió.