Hasta la semana pasada, Mercado Libre valía poco más de 73 mil millones de dólares.
Es el valor que le dan los inversionistas que compran las acciones de esta empresa de origen argentino.
Para comprarla a su valor actual sería necesario que todos los mexicanos dejaran de pagar gasolina y diésel durante tres años y destinar ese dinero a la adquisición de la compañía.
Esos 73 mil millones de dólares es mucho más que los aproximadamente 45 mil millones de dólares que el mismo mercado accionario le concede a Walmart de México, con todo y Mamá Lucha.
Hasta hace poco Mercado Libre fue una empresa mal conocida en México. Sus ventas locales estaban por debajo incluso de las que esta compañía cerraba en Venezuela.
Fue fundada hace más de 20 años por un equipo de alumnos de Stanford encabezado por Marcos Galperín, un exjugador de rugby, deporte igualmente desconocido en México.
Pero hoy Mercado Libre podría ser un estado de México, si fuese considerada su población.
Son 2 millones de vendedores los que reciben ingresos en línea por esta vía, un número que supera la población de Durango, por ejemplo. Compite directamente con Amazon y con Ebay entre las plataformas digitales de venta de… casi todo.
Su avance fue desdeñado por empresas establecidas como Liverpool, una compañía mexicana que no lucía preparada, por ejemplo, para que sus pedidos en línea repuntaran cinco veces en un año debido a la pandemia por Covid-19.
La influencia de Mercado Libre en el país ya no sólo se limita al ámbito comercial y los políticos ponen atención en ello.
Recientemente, la Cámara de Diputados discutió un modelo para que el gobierno obtenga más recursos por cada transacción que pagan los mexicanos a esta compañía.
¿Pero qué es lo que hace especial a Mercado Libre?
La clave debe estar en la visión de sus fundadores.
Contrario a la costumbre latinoamericana de extraer tantas ganancias como sea posible al negocio de la manera más rápida, los líderes de Mercado Libre van por otra ruta: concentran el dinero de la compañía en invertir. Invertir e invertir y seguir invirtiendo lo que pudieron ser ganancias para los accionistas, usando esos recursos para pagar inversiones de largo plazo.
La semana pasada, Pedro Arnt, director de finanzas de la empresa lo dejó bien claro a un analista del banco estadounidense JPMorgan, quien preguntó en pocas palabras por qué no se quedan con más dinero para los dueños y el resto de los accionistas.
“No olviden que este es un mercado altamente competitivo. Y de nuevo, continuaremos tomando el camino largo. Si tenemos que pecar de seguir siendo agresivos en nuestras inversiones e impulsar el crecimiento y participación de mercado, esa sigue siendo nuestra prioridad número uno”.
Sucede que durante julio, agosto y septiembre, MercadoLibre obtuvo 122 millones de dólares de ganancias antes de impuestos y el pago de intereses (EBITDA), pero la utilidad neta para los accionistas sólo fue de 15 millones de dólares, un 12 por ciento.
Su mayor competencia es Amazon, una empresa que es 20 veces más valiosa. Ahí las utilidades netas en el tercer trimestre del año representaron casi 50 por ciento del EBITDA.
Sin embargo, a diferencia de Amazon, Mercado Libre tiene como aliados a cientos de miles de vendedores mexicanos.
Una investigación de la compañía reveló que de cada 10 pequeñas y medianas empresas en México, siete ya realizaron alguna transacción de venta en línea.
De éstas siete, cinco lo hicieron a través de Mercado Libre, me explicó su líder en México, David Geisen, durante una plática acerca de la perspectiva de la compañía.
A esos vendedores deben darles armas como el anuncio reciente de una pequeña flotilla de aviones que dará un servicio de envío exclusivo a la compañía, lo que permitirá hacer envíos en menos de 24 horas, una flotilla que por cierto, consiguieron atípicamente con inversiones de terceros.
Walmart de México vale lo mismo que el año pasado. Mercado Libre vale 159 por ciento más. Es algo que debe ocupar a muchos en el negocio de vender al menudeo.